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viernes, 22 de agosto de 2014

Discurso sobre la felicidad (III). La Felicidad en Mme du Châtelet: El Amor al Estudio

Amor al estudio: la pasión más necesaria para nuestra felicidad; un recurso seguro contra la adversidad, una fuente de placer inagotable.

Para Mme du Châtelet, el amor al estudio es la pasión que más contribuye a la consecución de la felicidad, pues depende únicamente de nosotros. Además, encierra en su seno la pasión a la gloria, que es alcanzada por las mujeres a través de su amor al estudio, concibiendo éste como una condición necesaria de aquélla. Sin embargo, es consciente, partiendo de la diferencia entre los sexos, que para los hombres el amor al estudio no es tan necesario como para las mujeres, pues ellos tienen otros caminos distintos a éste para alcanzar la gloria, caminos que se encuentran acotados dentro del espacio público, pues no hemos de olvidar que, a pesar de la participación de las mujeres en el nuevo modelo de difusión cultural y de su intervención en al ámbito sociocultural, los ámbitos más relacionados con las esferas del poder seguían siendo ocupados por los hombres; nos referimos -claro está- a las esferas de lo militar, del gobierno y de los negocios, de los que las mujeres están excluidas; por lo que como dice la marquesa, a éstas sólo les queda, «cuando por azar, se encuentra alguna que haya nacido con un alma lo bastante elevada» el estudio «para consolarla de todas las exclusiones y de todas las dependencias a las que se encuentra condenada por su estado» (p. 107).

En este párrafo, Mme du Châtelet se posiciona frente a las ideas de la filosofía de su tiempo que mantienen la inferioridad de la mujer en cuanto a su nivel intelectual y a la razón; ella afirmará, en cambio, que no existe tal inferioridad, reconociendo la igualdad de razón entre mujeres y hombres. Pero, al mismo tiempo, es consciente de la desigualdad entre los sexos existente en la sociedad de su tiempo, que justifica el reparto de espacios y ocupaciones para unas y para otros.

Pero, a pesar de esta desigualdad que conduce a las mujeres a excluirlas de determinados ámbitos, vemos que Émilie reivindica el estudio como posibilidad del reconocimiento que es necesario para que todo ser humano, especialmente las mujeres, pueda alcanzar la felicidad. Y ella sabe que el estudio es la única puerta abierta para poder disfrutar de los bienes reconocidos por la sociedad: la educación y la cultura y, con ello, la intervención en el mundo de las letras. Y como hemos visto a lo largo de su vida, ella aprovecha bien esta circunstancia para elevarse dentro de un mundo del saber invadido mayoritariamente por los hombres, ella conseguirá el reconocimiento de sus contemporáneos y alcanzará la gloria, aunque no la pudiera gozar, pues le llegó póstumamente.

De todas estas disquisiciones podemos llegar a la conclusión que, en el s. XVIII, y para una categoría muy específica de mujeres, el amor al estudio se concibió como una puerta de salida al mundo y las cosas que éste ofrecía para el bienestar del ser humano. Por ello, para Émilie el amor al estudio «era la pasión más necesaria para nuestra felicidad; es un recurso seguro contra la adversidad, es una fuente de placer inagotable», y seguramente eso explica que sea uno de los placeres que no desaparecen con la edad, y que se convierte en uno de los principales de la vejez.

De todo ello, podemos extraer los siguientes puntos claves sobre el amor al estudio de Mme du Châtelet:

  • Es un placer de los más importantes porque sólo depende de nosotros.
  • Su independencia contribuye a que seamos más felices.
  • Es la única puerta que las mujeres tienen abierta para acceder al reconocimiento público y, a través de él, al deseo futuro de la gloria, de ser reconocida por las generaciones futuras.
  • Las mujeres tienen la misma capacidad intelectual que los hombres para acceder al mundo de la cultura, de las letras, de las ciencias. Aunque es consciente de las desigualdades sexuales que coloca a unos en unas esferas de poder, de las que son excluidas la otra mitad de la población.
  • Y que el amor al estudio es el único placer que nos puede ayudar ante cualquier adversidad.


BIBLIOGRAFÍA:


MADAME DU CHÂTELET, Discurso sobre la felicidad y Correspondencia, Edición de Isabel Morant Deusa, Ediciones Cátedra, Universitat de València, Instituto de la Mujer, Colección Feminismos, 1997.

Todas las citas están tomadas de esta fuente

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