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domingo, 1 de junio de 2014

Meriam, la mujer condenada a muerte en Sudán, da a luz en la cárcel

La joven doctora sudanesa, de 27 años, Meriam Yahy Ibrahim, sentenciada a la horca por no querer renunciar al cristianismo, lamenta tener que amamantar a su hija recién nacida "con unos grilletes en las piernas y encerrada en una prisión" en un suburbio al oeste de Jartum.

La doctora sudanesa Meriam Ibrahim, que fue condenada a muerte el pasado 15 de mayo por convertirse al cristianismo, dio hoy a luz a su segundo hijo -una niña- en el hospital de la prisión donde se encuentra recluida a la espera de su ejecución. Uno de sus abogados, Mohamed Ibrahim, dijo a Efe que Ibrahim, de 27 años, dio a luz esta mañana de manera natural a una niña que, al igual que la madre, se encuentra en buen estado de salud.

El esposo de Ibrahim, Daniel Wani, aseguró además que ésta recibió "con alegría" a su nuevo bebé, aunque lamenta las condiciones en las que vino al mundo, informó Efe.

Wani, de oriden sursudanés pero de nacionalidad estadounidense, celebró haber podido ver a su hija que nació el pasado miércoles entre las rejas de la prisión de mujeres de Omdurman, y expresó su confianza en poder seguir visitándola la próxima semana.

Las autoridades penitenciarias le otorgaron un permiso para que pueda visitar a su esposa dos veces por semana y con una duración de viente minutos cada encuentro. 


Aclaró que tanto su esposa como la recién nacida "se encuentran en buen estado de salud y con la moral alta", a pesar de las circunstancias de su detención.

Anunció que habían decidido llamar a su hija "Maya", a la que describió como una "hermosa pequeña", y recordó que la recién nacida comparte celda también con su hermano Martin, de 20 meses.

Wani reveló los continuos intentos de los clérigos, que pertenecen a instituciones gubernamentales, de convencer a la joven para que vuelva al Islam, a pesar de que pesa sobre ella una sentencia a muerte en la horca.

"Meriam sigue insistiendo en su postura de que su origen siempre fue cristiano y pidió a la administración penitenciaria que no se la moleste con los repetidos intentos inútiles" de hacer que se declare musulmana, explicó el marido de Ibrahim.

Reconoció también la existencia de presiones por parte de diferentes líderes religiosos islámicos para convercerla de que deje el cristianismo.

"¿Cómo va a volver al Islam si nunca fue musulmana?. Su padre fue musulmán, es cierto, pero quién la crió fue su madre, que es cristiana", detalló Wani.

El esposo recordó que está a la espera de que el Tribunal de Apelaciones se pronuncie después de que el abogado del caso haya rechazado el veredicto y lo haya recurrido para o bien revocar la pena o bien reducir el castigo. "Tengo la confianza de volver a verla pronto en libertad", señaló.

Daniel Wani se casó con Merian Ibrahim en una iglesia católica en Jartum hace tres años y la pareja tuvo a su primer hijo antes de que comenzase el proceso judicial. No obstante, el juez que la condenó a muerte declaró nulo el matrimonio, ya que las leyes de la sharía (ley islámica) no permiten que una mujer musulmana se case con un cristiano. -La aplicación de la sharía en Sudán está en el centro de muchas de las críticas que consideran que ésta no debe ir en contraposición al respeto de los derechos humanos-.





El tribunal sudanés sentenció a Ibrahim a la ejecución en la horca y a cien latigazos, tras haberla declarado culpable de cargos de apostasía y adulterio. Siguiendo la legislación sudanesa, la pena de muerte que pesa sobre la joven -médico de profesión- no se aplicará hasta dentro de dos años, cuando termine el período de lactancia de la hija recién nacida dentro de prisión.

Amnistía Internacional difundió un duro comunicado en el que calificó de "aberrante" la sentencia contra la joven doctora, de 27 años, y añadió que los delitos de los que fue hallada culpable no deberían ser considerados como tales.

A este clamor se han unido otras organizaciones como Human Rights Watch y ONGs regionales, como el Centro Africano para Estudios de Justicia y Paz.

Otros casos
Pero el caso de Meriam Ibrahim no es un caso aislado. En 2012, dos mujeres acusadas de adulterio fueron condenadas a muerte por lapidación. Sin embargo, tras una masiva protesta internacional, la sentencia fue anulada. Un caso similar al de la periodista sudanesa Lubna Hussein. El 3 de julio de 2009, esta joven era condenada junto a otras doce compañeras a una pena de 40 latigazos. ¿Su delito? Vestir pantalones en un lugar público. "Cuando ocurrió no me lo podía creer. Pensaba que era una broma de mal gusto. Estaba tranquilamente con unas amigas en un restaurante de la capital, Jartum, cuando varios policías nos abordaron bajo la acusación de vestir ropa indecente", aseguraba entonces a ABC.

Tras meses de batallas legales, Lubna abandonaría la cárcel después de que la Unión de Periodistas pagara una multa cercana a los 140 euros. Otras no tuvieron tanta suerte. En la actualidad se estima que 700 mujeres cumplen condena en las cárceles sudanesas por ir en contra de la ley islámica. La campaña represiva se enmarca en la promesa del presidente Omar Hassan al Bashir de implementar una Constitución "100 por cien" islámica tras la secesión del Sur (de mayoría no musulmana) en julio de 2011.


FUENTES: El Universal y ABC

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